Según los datos de la Cámara del Libro de Cataluña (gremio de editores), el día de Sant Jordi (23 de abril) representa entre el 15% y el 30% de las ventas anuales de libros. O sea, en un día se vende, de promedio, lo que en un mes. El informe indica también que los autores, llamados mediáticos, representan el 5% del negocio global de ese día.
Este último dato me ha parecido muy poco significativo dado el uso, a veces casi abusivo, que hacen algunos de ellos de los medios de comunicación que les dan cobertura. Hay autores mediáticos, con libros acabados de publicar, que repiten su presencia en televisiones, radios y periódicos con poca justificación más que su cara conocida. Y se repiten, se repiten y se repiten.
A pocos días de Sant Jordi, entras en muchas librerías y puedes observar distintos rankings de ventas encabezados todos por escritores mediáticos.
La verdad es que toda esta situación llega a cansar.
Estos días, los medios de comunicación solo buscan autores mediáticos y las editoriales, a veces, ni intentan la promoción si no hay detrás un autor de esas características para evitar ser rechazadas. En la mayoría de los casos, nada justifica esa sobresaturación mediática y más, si en algunas circunstancias el trabajo real lo han hecho personas contratadas al efecto.
Esta situación siempre me ha parecido injusta y, cada vez, me genera más incomodidad. Es como si algunos partieran con unas reglas del juego que les dan una ventaja competitiva y, por tanto, tuvieran normas distintas de las que tenemos el común de los mortales.
Todos los que alguna vez hemos escrito algún libro, sea del ámbito profesional, de ficción o sobre alguna de nuestras aficiones, sabemos lo que cuesta idearlo, plantearlo, escribirlo, corregirlo y, sobre todo, que los medios de comunicación te hagan caso. Se trata de un trabajo titánico para conseguir unas ventas, en muchos casos, paupérrimas o, como mínimo, eso es lo que te dicen los editores. Y, mientras, ves como algunos avanzan por un carril reservado a sus caras conocidas. ¡¡Qué injusto!!
Como conclusión, no creo que compre ningún libro de un autor denominado mediático durante este Sant Jordi.
PD. ¿A qué me refiero cuando hablo de autor mediático? A todos aquellos que se aprovechan de su participación en los medios de comunicación, para temas que no tienen nada que ver con la literatura, para darse a conocer en este ámbito sin más mérito que el de haber sido parte del show mediático. Excluyo, por tanto, a todos aquellos que viven de la literatura y que con ella han conseguido hacerse un hueco en los medios de comunicación. A estos autores no tengo más que felicitarlos y admirarlos.
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